La devoción más significativa de mayo, es el rezo del rosario, en la familia. Padres e hijos, hermanos, abuelos y nietos, se reúnen en torno al altar familiar. A su manera hablan con la virgen y le cuentan sus penas y alegrías, se encomiendan a su protección y le piden su maternal bendición.
Este mes, caracterizado por el distanciamiento, debido a la pandemia del covid 19, el Santo Padre, nos hace la siguiente invitación para que lo vivamos con María redescubriendo la belleza de rezar el Rosario, en casa durante el mes de mayo. Pueden elegir, según la situación, rezarlo juntos o de manera personal, apreciando lo bueno de ambas posibilidades. En cualquier caso, hay un secreto pata hacerlo es la sencillez; y, es fácil encontrar, incluso en internet, buenos esquemas de oración para seguir. Y contemplar juntos el rostro de Cristo, con el corazón de María, nuestra Madre, nos unirá más como familia espiritual y nos ayudará a superar esta prueba.
En nuestra Arquidiócesis, además del rezo diario del Rosario, en este mes de mayo, con el material elaborado por la Comisión de Asambleas Cristianas y el rezo diario del Ángelus, les invitamos a consagrar a nuestras familias a la Virgen María en la Eucaristía, ya los hicimos el domingo 3 de mayo, en la celebración dominical, que fue transmitida por los medios de comunicación de nuestra iglesia. Así, con este gesto, ponemos a todo el pueblo en las manos de nuestra Madre.
Pido a mis hermanos sacerdotes, que hagan lo mismo, celebrar la misa y así animar a las comunidades para que vivan con gozo este tiempo de pascua en comunión con María. La presencia maternal de la Virgen Madre de Nazareth, nos ayudará a profundizar sobre la realidad del mundo, de la familia, del matrimonio, los hijos y la realidad de los esposos, desde la perspectiva del designio amoroso de Dios. Su cercanía y la actitud de servicio humilde para con los necesitados nos invitarán a la solidaridad con los hermanos que sufren.
