Para Monseñor Marcos Pérez, el Papa Benedicto siempre será recordado como el padre amoroso y humilde, como el buen pastor que camina junto al pueblo.
Con motivo del sensible fallecimiento del su Santidad el Papa emérito Benedicto XVI, en la Nunciatura Apostólica en Ecuador se abrió un Libro de Condolencias con el fin de que la ciudadanía exprese sus sentimientos ante esta partida. También en la Basílica del Voto Nacional en Quito, el viernes 6 de enero el Nuncio Apostólico en Ecuador, Mons. Andrés Carrascosa celebró una Eucaristía en compañía de obispos y sacerdotes del país.
En Cuenca. Monseñor Marcos Pérez celebró en la Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción, la misa por el eterno descanso del Papa Benedicto. Esta celebración eucarística contó con la participación de los cinco vicarios episcopales, sacerdotes, religiosas, grupos laicales, candidatos a dignidades de elección popular y pueblo azuayo, quienes llenaron la Catedral Metropolitana. Los asistentes dieron gracias a Dios por todo el servicio realizado por el Sumo Pontífice durante toda su vida.
Tras la muerte del Papa, ocurrida el pasado 31 de diciembre, muchos recuerdos gratos vienen a la mente del Arzobispo Marcos Pérez, quien nos cuenta que fue el Papa Benedicto quien lo nombró Obispo Auxiliar de Guayaquil en el 2006 y luego, Obispo de Babahoyo y Administrador Apostólico en Guaranda.
Recuerda el Arzobispo, que en el año 2008, con motivo de la visita ad Limina Apostolorum los obispos ecuatorianos tuvieron la oportunidad de mantener un encuentro personal, fraterno y ameno con el Papa, a quien le comentaron la realidad social y eclesial del Ecuador. Para esa fecha, muchos aspectos de nuestro país, no eran desconocidos para el Papa, pues siendo Arzobispo de Múnich, en 1978 visitó Quito, Guayaquil y Cuenca. Recuerda que el 12 de octubre de 2008, canonizó a Narcisa de Jesús Martillo.
Para Monseñor Pérez la humanidad se notaba en el encuentro personal con el Papa.