La Arquidiócesis de Cuenca, celebra los cien años del natalicio de Monseñor Luis Alberto Luna Tobar. Él fue obispo y pastor de la Iglesia azuaya. Ejerció su apostolado dirigido a los pobres, trabajando a fondo junto a la figura del campesino azuayo.
Monseñor Luna hizo suya la causa de los pobres. Y el pueblo pobre lo reconoció, lo defendió, lo consagró y continuó expresándole su devoción, porque vio en él al obispo sucesor de los apóstoles, según la tradición católica.
Monseñor Luna, anunciaba y denunciaba que la opresión del pueblo crucificado viene de una suerte de necesidad histórica: la necesidad de que muchos sufran para que unos pocos gocen, de que muchos sean desposeídos para que unos pocos posean. Cuando un profeta habla en nombre de Dios, es como si Dios mismo estuviera hablando, por su pueblo.
Celebrar los cien años de vida de Mons. Luna, es revivir la voz de un profeta de la Iglesia azuaya. Un profeta es un hombre llamado por Dios para ser su representante en la tierra.
Dentro de las actividades que se están desarrollando previo al día de su natalicio, el sábado 28 de octubre en el Santuario de Andacocha se celebró la Eucaristía campal que fue presidida por Monseñor Marcos Pérez y concelebrada por varios sacerdotes de la Arquidiócesis de Cuenca, que fueron ordenados por Monseñor Luis Alberto Luna. Luego de la Eucaristía se realizaron algunas actividades culturales. El encuentro finalizó con una gran pampamesa, en donde la comunidad trajo los alimentos para realizar el compartir fraterno.