Los monaguillos participaron de una jornada de catequesis y animación, a cargo de seminaristas. Llegaron de varios cantones del Azuay acompañados de catequistas y familiares.
La alegría y entusiasmo iluminaron los rostros de los más de 700 monaguillos que el pasado 27 de abril, se dieron cita en la Unidad Educativa Luisa de Jesús Cordero, en Cuenca para participar del Quinto Encuentro Arquidiocesano de Monaguillos y Jornada Arquidiocesana de los Niños. Estos eventos se cumplieron en el marco de la Primera Jornada Mundial de los Niños, convocada por S.S. Papa Francisco.
El encuentro al que asistieron monaguillos de las cinco vicarías de Azuay, finalizó con la Eucaristía que fue presidida por Monseñor Marcos Pérez y concelebrada por Mons. Fernando Ortega y varios sacerdotes. Para este momento, los pequeños vistieron la túnica de monaguillos. En la homilía Mons. Marcos compartió el mensaje del Papa para los niños. “Un buen monaguillo reza. Rezar es hablar con Dios que está vivo. La amistad con Jesús crece cuando rezamos y dialogamos con Él. Aprendamos a hacer silencio para escuchar la voz de Dios que nos habla en lo profundo de nuestro corazón. Que el propósito luego de este encuentro sea ser mejores hijos de Dios, buenos amigos, y hermanos entre nosotros”, insistió Monseñor.
No solo los niños irradiaban felicidad por ser monaguillos, también sus padres estaban contentos. Karina Astudillo vive en la parroquia Hermano Miguel, su única hija tiene nueve años, de los cuales tres lleva como monaguilla. Se siente orgullosa al ver que su pequeña sirve a Dios.
Vilma Ortiz vive en Paute, su hija de ocho años, lleva cuatro como monaguilla. Comenta que a la pequeña no le cuesta madrugar para ir a misa y ayudar en el altar.
Belian y su hermana también son monaguillos. Para ellos, este servicio constituye una ayuda al Señor. “Nuestro deseo es que más niños conozcan esta labor y deseen ser monaguillos”.
Juan Arias, monaguillo de la parroquia San Juan Pablo II, dice que es una dignidad servir al Señor. “Es tener gloria y respeto al Señor”. Esta vocación nació cuando estaba en la catequesis.